“La libertad académica no es una opción: la democracia es su apuesta, la ética su brújula”.

Recortes presupuestarios masivos y brutales, despidos inmediatos, prohibición de financiación y censura de sujetos de investigación, y la supresión del acceso a datos científicos: un huracán azota Estados Unidos, socavando los cimientos de la docencia y la investigación universitarias, que han sido repentinamente designadas como blancos ideológicos. A pesar de la gravedad de la situación, las reacciones institucionales han sido limitadas hasta el momento. Ante estos ataques sin precedentes contra la ciencia y los investigadores, la "Casa Francesa" de comités de ética institucional, por iniciativa del Comité de Ética del Inserm (Instituto Nacional Francés de Salud e Investigación Médica) y del Comité Consultivo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida y la Salud, desea reafirmar que la libertad académica constituye un pilar esencial de cualquier sociedad democrática y que los comités de ética activos en la investigación científica tienen un papel decisivo en su implementación práctica.
La UNESCO define la libertad académica como tres derechos fundamentales: libertad de enseñanza, de investigación y de expresión. Estos principios están protegidos por normas europeas y nacionales que garantizan su aplicación en el ámbito académico.
Prohibir el uso de conceptos esenciales para describir las realidades sociales y sanitarias contemporáneas amenaza sectores enteros de la investigación internacional. Esto es precisamente lo que observamos hoy en Estados Unidos, donde la guerra de la nueva administración contra la ciencia incluye la prohibición de términos como «diversidad», «igualdad de acceso a la atención médica» y «discriminación» en los programas de investigación y docencia. Esta censura se centra especialmente en el trabajo sobre las desigualdades sociales en salud relacionadas con el sexo y el género, el origen étnico, el nivel socioeconómico y el medio ambiente.
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Le Monde